No reflejo en mis
hijos la emoción, por mi causa o la edad que nos separa. A ellos quiero trazar
mi letra clara y en mi intento, no logro su atención. Pero un día, lo sé en mi
corazón, quedamente hallarán ese trazado. No hablarán. Es, el nuestro, amor
callado y el silencio nos une, aunque nos pese. Si al leer, seco un llanto
contuviesen, donde esté, me daré por bien pagado.
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