(¿Están qué?)
Permiso.
Aquí
me pongo de pie para dirigirme a todos, porque quiero dejar bien sentados algunos
conceptos y espero no salir mal parado. Lo diré una vez y no lo repetiré todas
las veces que sea innecesario.
Pongo
mi palabra en juego, en este juego de palabras, para contradecir algunas
presuntas contradicciones.
Diré
mi verdad, sinceramente... salvo que me esté engañando a mí mismo... pero no lo
creo, no soy muy crédulo, no vayan a creer...
Entonces...
qué iba a decir... me fui de tema, Zulema…
Voy
a aclarar hasta que desensille, porque la tengo clara, más clara que merengue, a
ver si les queda claro:
Lo
mío no es la poesía, no hago poemas y mucho menos soy poeta. Todo eso me queda más
grande que titular de Crónica. No me la creo, creo. Hago versos, nomás. Vendría
a ser un verseador o rimador, a ver si nos ubicamos. Entre el peor y el mejor /
te hace el verso un servidor.
Tampoco
podría decir seriamente que hago humor. Eso lo podría decir en joda, pero
entonces estaría haciendo humor, dejémonos de joder.
Mi humor negro no es profundo,
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ni es sutil, ni cala hondo.
Es
cala que huele hediondo,
malhumor del moribundo.
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El humor es ingrediente
que cualquier menú realza.
Para preparar la salsa,
chef se busca, competente.
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Al tirar de la madeja
el humor, que dentro nace,
algo dice de quien lo hace
y más de quien lo festeja.
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No
me vengan a cargar con eso de la “vena poética”: mi vena es ésta / que con tu
hermana se acuesta, o se la arrima, o sea la rima. “Vena rimadora”, por ahora.
La vena varicosa / no es ésta, es otra cosa.
Y
no lo digo por modestia. Tengo poca modestia. En otras palabras, soy tan
modesto que afirmo tener poca modestia... Tampoco exagero, porque soy muy
moderado… exageradamente moderado…. o al revés... mejor dicho...
Francamente,
no soy un tipo demasiado franco... pero hay que ser muy franco para decirlo.
Me
enredé otra vez... No sé si me entiendo...
Sé
que no me estoy engañando, porque lo confirmé conmigo.
Si
negara ser contradictorio, sería contradictorio, y viceversa / ojalá que no se
tuerza (Si mi esposa me conversa / mi cabeza se dispersa)
Me
asusto de mi valentía, tengo el coraje de decirlo.
Tengo
mis principios, pero los dejo para el final.
Lo
único seguro es mi inseguridad, si no me equivoco.
Mi
humildad, pocos la pueden igualar.
Mi
veracidad, es increíble.
De
mi discreción, ni hablar.
Mis
frases nunca serán citas, pero posiblemente la justicia me cite por mis frases.
…Bueno…
Bueno,
nada, eso es todo. ¿Sí?
Nada,
eso es todo... ¿hay que explicar esto también?
Me
vinieron ganas de hacer un poema, perdón.
"La contradicción está en mi alma,
como los dientes en la boca que habla de
misericordia".
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