sábado, 26 de agosto de 2017

La niña y la muerte.



En la belleza
de niña pura
la dama oscura
marcó a su presa.
La muerte, aviesa,
de sombra y hueso,
vistiendo espeso
siniestro manto,
colmó de espanto
su helado beso.

Tanto reía
la niña bella
que fue por ella
la cruel arpía.
La garra fría
su acero alzó,
fatal silbó
de su hoja el filo,
y muerta, en vilo,
se la llevó.

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