sábado, 29 de julio de 2017

Despedidas


Estábamos solos, “a la hora de las reflexiones,” como ironizaba ella. Y empezó a decirme:
“¿Te pusiste a pensar que a menudo hacemos algo por última vez, sin saberlo? Por ejemplo, un día vamos en bicicleta sin sospechar que, en toda nuestra vida, ya no habrá otro momento en que volvamos a pedalear en dos ruedas. O visitamos un sitio, desconociendo que nunca retornaremos. O la muerte de un amigo nos hace ver que, en nuestro último encuentro con él, hubo una despedida no advertida. Y así vamos atravesando finales, epílogos, circunstancias que jamás se repetirán en nuestras vidas, pero, en muchos casos, sin que vislumbremos el definitivo designio de lo que ya no volverá a ser.”
Le respondí: “Sí, pero es mejor así, es preferible no saber cuándo es la última vez de todo.” 

Ella miró el reloj y se despidió con un beso. Supe, no sé por qué, que era el último.

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