Es tu amo un dios oscuro,
La antorcha que llevé, hoy otras
manos
la llevan y su llama no se extingue:
en esta profesión que nos distingue
cierto fuego nos honra como humanos.
Mis años de labor no han sido vanos
si entregué lo mejor de mí al
paciente,
si el colega me ha visto consecuente,
si a maestros y padres no he fallado.
Una hermosa familia está a mi lado
y comienzo una vida diferente.
Mi carrera termino en este instante
cuando aún no ensayé de viejo choto.
El momento revivo en una foto,
miro atrás y también hacia adelante.
Sentimientos cercanos y distantes
su agridulce sabor van destilando
y persiste mi mente, recordando
la anestesia postrera, última, sí.
Ya no habrá otro paciente para mí,
“chau quirófano”, pienso... y voy
andando.
Mazzocchi,
29-8-13
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que al soltar su impronta enciende generosa
Para Susana y Jorge
Buen cartel “Bodas de plata”
que
destaca, muy certero
lo
valioso y duradero
del
amor que se aquilata.
Cariño
de larga data,
los
tres hijos son su sello.
Un
tesoro no hay más bello
ni
lo ansía su ambición
porque
el oro está en la unión
y
la plata… en el cabello.
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Golondrinas de un solo verano
con ansias constantes de cielos lejanos...
Alma criolla, errante y viajera,
querer detenerla es una quimera...
Golondrinas con fiebre en las alas,
peregrinas borrachas de emoción...
Siempre sueña con otros caminos
la brújula loca de su corazón...
Alfredo Le Pera
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Aprendiste a hacer las cuentas
contando con tu maestra
y en contar te hiciste diestra,
talentosa al fin de cuentas.
Y de tu mamá los cuentos
que de niña te contaba
en la cuenta se sumaban
y aumentaron el recuento.
Es tu cuenta de ilusiones,
un collar con tantas cuentas...
El destino el cuento cuenta
y contando saca y pone.
Tu suerte es contar de a dos,
la pareja es lo que cuenta,
él a vos te tiene en cuenta
y puede contar con vos.
Y en la mitad de la cuenta,
si la vida es un contar,
¡Qué alegría festejar
que ya contás con cincuenta!
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Miro atrás con los ojos del recuerdo,
seis decenios pasaron en oleada.
Ya es remoto aquel punto de largada
y me he vuelto quizás un poco lerdo.
Cada día algo gano y algo pierdo
y, en balance, es mi vida afortunada.
Pródiga aún presiento mi jornada
hasta el punto final de Aquél que escribe.
¡Sé muy bien que en mi alma soy un pibe!
¡Tengo tanta juventud acumulada!
Febrero 2007
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