jueves, 3 de noviembre de 2016

Toques



Si algo escribo, compañero
es muy poco, le adelanto
y el aplauso que levanto
es pequeño, aunque sincero.
De los malos, al primero
lo aventajo por cabeza
De los buenos de la mesa
soy quien sirve los cafés
y manché más de una vez
el mantel en mi torpeza.

Para bien o para mal
mi sentir y mis razones
los ajusto a los renglones
de una estrofa decimal.
Por costumbre soy leal
a la décima y su rima.
Le echo mano cuando encima
llevo un peso que aliviar
o me viene a susurrar
una musa que me mima.

Con diez versos empecé
y con décima prosigo.
Para mí son diez amigos
que uno al otro le da el pie.
Quién los dicta, no lo sé,
ni qué mano los ordena.
Sé que vienen en decena
machacando una cadencia
y me buscan las vehemencias
que circulan por la vena.

Se me tacha de tristón,
depresivo, pesimista…
bienintencionada lista,
bajoneante, a la sazón.
No leyó con atención
quien así juzga mis versos.
Toco temas muy diversos
y al tocar con cierta gracia
“toquetón” seré en desgracia
y con cara de perverso.

Nostalgioso siempre fui
y motivo no me falta:
ya la temporada alta
se ha pasado para mí.
El amor me dijo sí
cuando más lo precisaba.
Se me dio suerte la taba
muchos años, reconozco,
pero voy cerrando el quiosco,
ya garúa en mi parada.

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